Acerca de la autora

  carmen

Mi nombre es Carmen Fernández y soy traductora. Mi bautizo oficial en el mundo de las lenguas coincidió con la coronación del Rey Juan Carlos, por lo que me atrevo a decir que 1975 fue un año clave en la vida de ambos.  Lo de escribir viene de más lejos. Supongo que Rosalía de Castro fue la culpable. Y es que la poetisa gallega despertaba entre las aprendices de literatas de entonces casi el mismo furor que Elrubius entre los aprendices de youtuber de ahora.

Cumplía además, a mi juicio, los criterios indispensables para seguir la estela de la fecunda escritora: el amor por el gallego (del que, a decir verdad, poco sabía), un profundísimo sentimiento de incomprensión y gran dosis de morriña, acrecentada por un úlcera pertinaz que me mantenía postrada la mayor parte del curso escolar. Con tan buenos mimbres, lo de escribir bien o no poco importaba para tejer una bella cesta.

Fruto de esa época fueron algunos excelentes poemas, como el que dediqué a una perrilla que nos dejó demasiado pronto. Su primera estrofa decía así:

«Toxiña dos Toxeiros

Filla de meu corazón

Eu quérote

Eu ámote

Más no sei porque

doute amor».

Mi pasión por la poesía fue desvaneciéndose a medida que sanaba mi úlcera, lo que, a la vista del versito anterior, fue una gran suerte para todos.

Colgué y retomé repetida y sucesivamente la pluma, el bolígrafo, la Olivetti y el ordenador —por este orden— al albur de mi ardor creativo y emocional. Y dejé muchos proyectos a medio acabar en el camino.

Hoy reemprendo la escritura como lo que siempre ha sido para mí: un divertimento. Si además tengo la suerte de que guste a otros, me doy por más que satisfecha.