Desde hace algún tiempo colaboro en un ciclo de talleres de pedagogía teatral creando pequeñas obras teatrales. Se trata, por lo general, de textos cómicos —por su mayor facilidad para despertar el interés de los chavales y su deseo de participar— cuya longitud y número de personajes se han adaptado al tiempo que dura el taller y al número de participantes.
Estas, llamémoslas, «parodias costumbristas» se caracterizan por un argumento sencillo, intrascendente y divertido que nos permite cumplir tres objetivos fundamentales para la futura vida de los chavales: fomentar el hábito lector, trabajar la capacidad de atención y concentración y mejorar su capacidad de expresión verbal y corporal.
Si estos textos, sin ínfula alguna, son de utilidad para alguien, sírvase de utilizarlos libremente. Será un honor para esta aprendiz de escritora.
Aventuras y desventuras de Máximo Disaster 